Después de idas y vueltas, de darnos cuenta que la idea que teníamos anteriormente (grafitti) era difícil de materializar, decidimos hacer un cambio de rumbo, de dirección.
Nuevas ideas renuevan el aire. Necesitábamos el puntapié inicial, un disparador que nos sirviera de comienzo como guía para la imaginación. Un libro de Sábato fue nuestro principio. Miles de palabras al azar formaban nuestro relato. Casa de muñecas. Pañuelo. Nicoloni. Seguimos con Freud y su esquizofrenia. Terminamos con la culpa y la búsqueda del perdón.
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Hace 12 años